Trono de Luz Estelar - Capítulo 5: Oculto a Simple Vista
Clasificación: M/E
Géneros: Romantasía (Romance y fantasía) | Ciencia Ficción | Desarrollo Lento | Space Opera | Pareja Predestinada
Resumen:
Cassia Harper creía que sus mayores problemas eran pagar el alquiler, mantenerse al día con la escena de la moda en Brighton y vender suficientes artesanías para ayudar a su familia. Pero cuando un misterioso y hosco soldado a sueldo con orejas puntiagudas irrumpe en su vida, todo cambia.
Su pasado no es lo que pensaba. El padre que apenas recuerda no era solo un viajero distante, y el broche que lleva todos los días… no es simplemente una antigüedad.
Ahora, con asesinos tras sus pasos y un protector que se niega a reclamarla (aun cuando la tensión entre ellos es ardiente), Cassia debe decidir: ¿huirá de su destino o se alzará para enfrentarlo?
Qué esperar:
🔥 Un “slow-burn” con intensa tensión (y varias recompensas muy candentes 😏)
🐺 Un protector cósmico de orejas puntiagudas (que sabe que ella es su pareja predestinada, pero se niega a actuar… al principio)
👑 Política galáctica
🌌 Una space opera llena de acción, erotismo y drama
🛸 Brighton (Reino Unido) se encuentra con las estrellas
Estaba sentado en un viejo coche terrestre robado, sangrando sobre el asiento, intentando no mirar a la mujer que tenía a mi lado como si fuera la respuesta a todas esas preguntas que dejé de hacerme hace tanto tiempo.
El silencio entre nosotros zumbaba con palabras no habladas y tensión contenida. Mantenía la mirada en la carretera, con los nudillos blancos sobre el volante. Cada bache me provocaba una sacudida en el costado, donde la hoja había cortado—no lo bastante profundo para matarme, pero suficiente para recordarme que no estaba al máximo de mis fuerzas.
Cassia—mi pareja—me miraba de reojo desde el asiento del copiloto. No había dicho gran cosa desde que le hicimos el puente al coche. Y no la culpaba.
¿Cómo podía ser mi pareja? Sin embargo, cada célula de mi cuerpo afirmaba que sí lo era.
Ella no sabía lo que yo era. Ni lo que era ella. Ni que el universo acababa de inclinar su eje para ponernos uno frente al otro.
Ella no sabía que, supuestamente, debía entregarla.
Y nunca lo sabría.
—Estás sangrando —dijo al fin, ofreciéndome una botella de agua—. Quiero decir… aún sigues sangrando.
La tomé, rozando sus dedos durante un segundo. Un calor me atravesó. Su contacto no debería hacerme sentir así. No cuando ya estaba luchando contra la necesidad de detener el coche y… No.
Concéntrate.
Bebí y se la devolví con un gruñido.
—Está sanando.
—No lo bastante rápido —murmuró, pero no insistió.
Condujimos en silencio unos minutos más, hasta que ella preguntó, con cautela:
—¿Puedo al menos saber tu nombre?
La miré un instante y volví la vista a la carretera.
—Dain.
—Dain —repitió, como si probara la palabra—. De acuerdo. Yo soy Cassia. Pero supongo que ya lo sabías, ¿verdad?
No respondí. Ella no necesitaba saber hasta qué punto había sido espiada. Al menos, no ahora. Tal vez nunca.
—Dijiste que estabas aquí para protegerme —dijo—. ¿Por qué?
Vacilé.
—Porque estás en peligro.
No era mentira. Solo que no era toda la verdad.
Se echó hacia atrás, cruzándose de brazos.
—Se te da muy bien eso de ser el protector misterioso.
Estuve a punto de sonreír. Casi.
Tomé el siguiente desvío, y la luz se reflejó en la cadena que colgaba de su cuello. Algo resplandeció.
El corazón se me detuvo.
Miré otra vez, y la luz volvió a brillar en la cadena.
Un pin.
No, el pin…
Imperial. Real. Marcado con un escudo que no veía desde la caída de la Alta Casa.
—¿Qué es eso? —dije, con la voz más grave de lo que pretendía.
Sabía de sobra lo que era. Pero pregunté como si quisiera borrarlo de mi mente en ese instante.
Cassia bajó la mirada.
—Era de mi padre. Mi madre me lo dio cuando cumplí los veinte. ¿Por qué?
No contesté. No podía.
El pulso me retumbaba en los oídos. Ella no tenía ni idea de lo que significaba aquel símbolo. Ni de lo que diría a cualquiera que lo reconociera.
—Escóndelo —solté con brusquedad.
Parpadeó.
—¿Qué?
La miré a los ojos.
—Escóndelo. No dejes que nadie lo vea.
Dudó.
—Pero, ¿por qué…?
—Por tu seguridad —dije con voz cortante—. Por favor.
Tras un instante de duda, asintió y metió la cadena bajo su suéter. Al desaparecer el brillo del pin, el coche pareció volverse más oscuro, más cargado.
Me observó unos segundos más y luego miró por la ventana. No me creía del todo.
Pero confiaba lo suficiente en mí para escucharme.
El resto del trayecto transcurrió en silencio.
Para cuando llegamos a los acantilados cerca de Seven Sisters, el amanecer se acercaba y las sombras nos encontrarían antes de lo previsto. El viento había vuelto a levantarse, enredándose en el cabello de Cassia al salir del coche.
Ella miró alrededor, aparentemente decepcionada.
—No… no hay nada.
—Exacto —dije, acercándome al borde del acantilado. Seguía doliéndome el costado, pero podía soportarlo.
Cassia se situó a mi lado.
—¿Y dónde está esa nave tuya? ¿Una nave invisible? ¿Vas a decir “ábrete sésamo” o algo así?
A pesar todo, solté una risa ahogada.
Levanté la muñeca y pulsé un botón en el brazalete oculto bajo la manga.
El aire se onduló.
Una silueta oscura y elegante empezó a materializarse, surgiendo como un espejismo de la tierra, oculta tras un campo de proyección.
Cassia soltó un suspiro incrédulo.
—Joder. Como en Star Trek.
La nave permanecía en silencio, esperando. Había sido mi único hogar los últimos cinco años.
—Bienvenida a bordo —dije, sin mirarla—. Entremos antes de que llegue el resto de tu comité de bienvenida.
Glosario – Capítulo 5
Mirar de reojo – Mirar disimuladamente. (To look at sideways.)
Nudillos – Las articulaciones de los dedos donde se unen a la mano. (Knuckles.)
Sangrar – Perder sangre. (To bleed.)
Eje – línea recta con respecto a la cual una figura geométrica puede rotar. (Axis)
Necesidad – Un fuerte deseo. (Urge.)
Escudo – Un símbolo que representa a una familia o autoridad. (Crest.)
Resplandeció – Brilló. (Glinted.)
Campo de proyección – Un tipo de camuflaje o invisibilidad mediante luz y energía. (Projection field.)